“Humano, demasiado humano” señalaba el filósofo alemán Friedrich Nietzsche allá por 1878. Así podríamos describir también el anhelo por descifrar y analizar el futuro que durante milenios ha caracterizado la naturaleza humana. ¿Quién habría adivinado que un viaje a “Ahí Abajo” –Down Under-, como cariñosamente se conoce a Australia, pasaría por sufrir los mayores incendios jamás registrados y una pandemia que tiene al mundo en vilo? Sin embargo, viajar a Australia supone adentrarse en las selvas más antiguas del planeta. Caminar junto a su fauna única. Saltar de sus kilométricas playas a los implacables desiertos del Outback. Y ante todo, descubrir la tierra de la que cientos de pueblos aborígenes fueron despojados con el inicio de la colonización. ¡No hay virus capaz de alterar esta realidad! En las siguientes líneas te cuento a modo de reflexión y resumen mi experiencia viviendo y viajando por Australia durante 1 año:
LLEGADA, PRECONCEPCIONES Y DESCUBRIMIENTOS
Tras casi 30 horas de viaje al fin se presentaba ante mí, y aún desde el aire, uno de los símbolos de Australia. El blanco y ondulante exterior de la Ópera de Sídney me despertaba del letargo aeronáutico y me daba la bienvenida a una ciudad cosmopolita, volcada en el deporte al aire libre y la vida alrededor de sus playas y barrios costeros. Su distrito financiero cuenta con algunos edificios históricos, pero son sus modernos rascacielos, su numerosa población asiática y unas aves de aspecto jurásico -que campan a sus anchas por la ciudad- las que acaparan mi atención en un primer instante. Si los ingleses se caracterizan por su amor al té, sus compatriotas australianos dedican esa misma devoción al café. Por lo que si la cafeína te aclama, no te preocupes, estás cubierto. Eso sí, si lo que buscas es un aseo, la cosa se complica. Por alguna razón no consideran necesaria la instalación de servicios de aseo en cafeterías.
n
DESMONTANDO MITOS SOBRE LA TERRORÍFICA FAUNA AUSTRALIANA
“¿Te vas de viaje a Australia? Ten cuidado con las arañas, las serpientes, las medusas, los tiburones, cocodrilos…”. Antes de nada, debo decir que efectivamente existir, existen. De la misma forma que también existen en la Península Ibérica y no por ello nos topamos con escorpiones y serpientes a cada paso. Si estás pensando en viajar a Australia, no dejes que estos miedos infundados te quiten la ilusión y recuerda que al año mueren más personas en accidentes relacionados con caballos y vacas que con tiburones, arañas, serpientes y cocodrilos juntos. ¡No hay más que hablar! Australia y su magnífica fauna te esperan 😉
en busca de los iconos australianos
Ya te has decidido. El año que viene das el salto a las antípodas en busca de esa fauna única en el planeta que ablanda hasta los corazones de acero. Koalas y canguros inundan las redes sociales cuando se habla de Australia, pero cabe recordar que este país tiene prácticamente el tamaño de Europa. Por lo que ¿por dónde empezar? A estas alturas te estarás preguntando “¿dónde puedo ver koalas y canguros salvajes en Australia?”. Lo cierto es que no es tan fácil como cabría pensar, aunque sí existen algunos lugares donde es difícil no encontrarse con alguno. Lugares como la región de Jervis Bay, a pocos kilómetros de Sydney; Kennett River, ubicado en la famosa Great Ocean Road o Cape Hillsborough me ofrecieron una buena dosis de fauna australiana sin apenas esfuerzo.
playas de arena blanca, selvas milenarias y áridos desiertos
A poco más de 2 horas de Sídney se encuentra una playa que ostenta el título de “arena más blanca del mundo”. Aún no he visitado todas para confirmar esto, pero sí podría describirla como una especie de playa harinosa –y arenosa- que hace perfectamente justicia a su sobrenombre y una de las más bellas que he visto.
Si lo que buscas es sentirte como Tom Hanks y su amigo Wilson en una isla inexplorada, no hay como recorrer la región costera del norte de Queensland, el único lugar del mundo en el que dos Patrimonios de la Humanidad se unen. La Gran Barrera de Coral a un lado, y la selva más antigua del planeta al otro, convierten esta tierra húmeda y calurosa en un auténtico espectáculo de la naturaleza.
Lejos –muy lejos- de las grandes urbes, en el vasto y remoto interior del continente, la roja tierra parece reclamar aquello que fue arrebatado a la fuerza. El sofocante interior de Australia acoge hoy en día a pueblos aborígenes dispuestos a salvaguardar lo poco que queda de sus tradiciones y lenguas nativas que se ahogan desde comienzos de la colonización. El acertado slogan turístico de esta región reza: Nada dice “Australia” tanto como nuestro Outback. Y es que es aquí donde es posible descubrir la auténtica naturaleza del país, bajo el significado más humano de la palabra.
los mayores incendios jamás registrados
Era noviembre y el verano austral se sentía cada vez más cerca pese a que los árboles de Navidad ya inundaban centros comerciales y balcones. Con las playas cada día más abarrotadas ya comenzaba a llegar alguna noticia sobre pequeños focos que desde hacía algunas semanas ardían en el norte de Australia, aún lejos de las regiones más pobladas. Una mañana de diciembre, lo que parecía una espesa niebla -o eso creí que era al principio- envolvía el barrio residencial en el que vivía. Sin embargo, el intenso olor a hoguera desveló rápidamente la naturaleza de aquella tétrica estampa. Ese sería el primero de muchos días en los que el humo de los macro incendios haría acto de presencia en Sídney, y que pese a las dificultades para respirar, no era más que una insignificancia en comparación con el infierno que se vivía en otras zonas del país y cuyas imágenes acapararon los telediarios de todo el mundo. Incontrolables y salvajes, sería la misma naturaleza la encargada de poner fin a este calvario con la llegada del otoño y las lluvias. Una demostración más de la insignificancia humana frente a las fuerzas de la Tierra.
reminiscencias hippie en byron bay
En Australia todo el mundo habla de Byron Bay. Algo tiene esa pequeña población de poco más de 9000 habitantes que encandila a todo aquel que la visita. Quizá tenga algo que ver que Chris Hemsworth y su mujer Elsa Pataky decidieran hacer de ella su hogar en busca de una vida más tranquila alejada del excentricismo y fastuosidad de Hollywood. O quizá sea simplemente la amabilidad intrínseca de sus habitantes, muchos de ellos viajeros efímeros que terminarán quedándose de por vida absorbidos por su buen-rollismo. Y fue quizá esa misma aura de fantasía hippie y paraíso naturalista y artístico que envuelve a Byron Bay lo que acrecentó mi duda acerca de su veracidad. Sin embargo, bastó con un paseo hasta su famoso faro para darme cuenta de que estaba equivocado: delfines bailando junto a los innumerables surfistas, el suspiro de las ballenas jorobadas en el horizonte, wallabies brincando entre la maleza y hasta una apacible serpiente pitón deslizándose entre los árboles. Y por si fuera poco, atardeceres de postal ambientados por músicos y malabaristas, reunidos cada noche con el único fin de despedir el día haciendo lo que más les gusta. En efecto. El hype con Byron Bay queda justificado.
recapitulación de un año viviendo en australia
Quizá Australia no destaque por sus grandes urbes, pero sí ofrece un cóctel perfecto de armonía surfera, fauna única en el mundo, horizontes extraordinarios y ambiente cosmopolita ligado a la vida al aire libre y la alimentación saludable. Un auténtico paraíso para amantes de la naturaleza y los paisajes exóticos, así como para aquellos interesados en una de las culturas vivas más antiguas del planeta, desterrada hacia los confines del vasto y sofocante Outback australiano. La pandemia y el COVID me impidieron descubrir algunos lugares imperdibles del país, pero esto no ha acabado. ¡Volveremos a encontrarnos, Australia!
ASIER ELEJAGA
Dicen que toda gran aventura comienza con un paso, y antes de que yo pudiera dar el mío, ya me encontraba viajando con mi familia. Ellos motivaron mi avidez por ir allí donde no estoy. Más tarde serían las historias de Jack London, las aventuras de Alexander Supertramp y por supuesto la música, con su poder para transportarnos a lugares remotos.
Mi gran sueño desde temprana edad: adentrarme en las recónditas tierras del Yukón canadiense sobre un trineo tirado por enérgicos huskies. Dormir frente a un lago helado bajo las luces del norte. Al calor de un fuego crepitante y amparo de las criaturas que despiertan al anochecer. Me siento afortunado por haber podido vivir y trabajar en Canadá durante un año, en el que pude también visitar Estados Unidos, recorrer la ruta 66 y sorprenderme ante la inmensidad del Gran Cañón. Viajar no solo nos abre la mente, si no que nos hace más valientes para afrontar la vida en todos sus aspectos. Nos enseña a apreciar lo que tenemos en casa y comprender que existen otros modos de vida lejos de nuestra zona de confort.
Ahora, tras mucho tiempo de búsqueda, al fin me he topado con un trabajo que me apasiona y me llena y con el que ayudar a otros a cumplir sus sueños viajeros.
Comentarios recientes